He tenido la oportunidad de ver la ciudad desde donde no la suelo contemplar normalmente. La he visto desde el mar. A bordo de la goleta Cantabria Infinita he tenido la oportunidad de disfrutar del frente marítimo de lujo que tenemos en Santander. Un frente marítimo desde el que se debe seguir proyectando ciudad para atrás, para el Norte, ya que otros barrios no gozan de la misma excelencia que los de la bahía.
Todos los barrios de la ciudad deben estar conectados con la bahía para que todos ellos se sientan bahía, Santander y mar. Este es el discurso identitario que los regionalistas queremos para la ciudad.
Desde la goleta también he pedido prudencia para que todas las infraestructuras que se generen en la remodelación del frente marítimo lo sean por necesidad evolutiva de la ciudad, ya que van a determinar el modelo de futuro de la misma.
Este eje sur es desde donde queremos alimentar los desarrollos culturales de la ciudad, convirtiendo la cultura en motor de excelencia de Santander pero, al mismo tiempo, he reiterado que aunque las infraestructuras son imprescindibles para definir el eje cultural, hay que tener la prudencia suficiente para ir solventando necesidades de cada barrio, analizándolas despacio, sin que nos encontremos un frente marítimo cerrado limitado y retroalimentado en sí mismo.
Me he centrado especialmente en Castilla-Hermida y el Barrio Pesquero, donde existe mayor densidad de población y de tráfico y que, por tanto, tienen mayor sensibilidad con respecto a las intervenciones que se realicen en la zona. Hay que tener en cuenta que las actuaciones que se hagan van a determinar la calidad de vida de 50.000 personas.
Todos los barrios de la ciudad deben estar conectados con la bahía para que todos ellos se sientan bahía, Santander y mar. Este es el discurso identitario que los regionalistas queremos para la ciudad.
Desde la goleta también he pedido prudencia para que todas las infraestructuras que se generen en la remodelación del frente marítimo lo sean por necesidad evolutiva de la ciudad, ya que van a determinar el modelo de futuro de la misma.
Este eje sur es desde donde queremos alimentar los desarrollos culturales de la ciudad, convirtiendo la cultura en motor de excelencia de Santander pero, al mismo tiempo, he reiterado que aunque las infraestructuras son imprescindibles para definir el eje cultural, hay que tener la prudencia suficiente para ir solventando necesidades de cada barrio, analizándolas despacio, sin que nos encontremos un frente marítimo cerrado limitado y retroalimentado en sí mismo.
Me he centrado especialmente en Castilla-Hermida y el Barrio Pesquero, donde existe mayor densidad de población y de tráfico y que, por tanto, tienen mayor sensibilidad con respecto a las intervenciones que se realicen en la zona. Hay que tener en cuenta que las actuaciones que se hagan van a determinar la calidad de vida de 50.000 personas.
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